El fundador de la Cuperscience relató que el hito que los impulsó a crear esta empresa fue cuando vieron que, gracias a Cupersan, un tratamiento de uso tópico para heridas crónicas en base a cobre, se había revertido el pronóstico de amputación de una herida grado IV en un paciente de 60 años.
En Chile se realizan al año más de 2000 amputaciones y, según la Organización Mundial de la Salud, en el mundo cada 20 segundos se realiza una amputación como consecuencia de una herida crónica que no cicatrizó. Este problema fue el que inspiró a la empresa Cuperscience a crear Cupersan, un tratamiento de uso tópico para heridas crónicas en base a cobre.
La idea nació en 2011 luego que el químico, Sebastián Herreros, en respuesta al incremento del precio del yodo producto del desastre nuclear de Fukushima, decidiera crear una nueva alternativa para prevenir las infecciones en las ubres de vacas lecheras. Esta nueva formulación tenía entre sus componentes cobre. Al corto tiempo los veterinarios de los campos empezaron a darse cuenta de que las heridas en las ubres de las vacas estaban sanando muy rápido, mucho más que lo previsto. Este tratamiento después se aplicó a perros atropellados, también con muy buenos resultados, lo que impulsó las primeras pruebas en heridas abiertas de familiares y personas cercanas al equipo.
En 2014 decidieron comenzar una investigación más profunda en humanos, pero esta vez en las heridas más complejas que hay: úlceras de pie diabético. “El hito que nos impulsó a crear Cuperscience fue cuando vimos que, gracias al tratamiento con Cupersan, se había revertido el pronóstico de amputación de una herida grado IV en un paciente de 60 años al que le habían amputado ya en dos ocasiones anteriores dos dedos del pie”, relata Rafael Méndez, fundador CuperScience.
Encuentra la entrevista a Rafael donde nos cuenta con más detalles del tratamiento, su comercialización y planes a futuro, en el siguiente link: https://corporacionaltaley.cl/cupersan-y-su-poder-cicatrizante/